No es lo mismo castigar a un partido, que votar contra todos los partidos que protestar contra el sistema En la Puerta del Sol madrileña, donde un millar de personas ha pasado la segunda noche al raso, los portavoces del movimiento 15-M dejan claro que ellos no piden la abstención el 22-M. Aseguran, una y otra vez, que no se sienten “representados” por los políticos actuales, pero defienden que cada cual es libre de decidir si vota y si lo hace “nulo, blanco o a cualquier partido”, informa Marta Bac.
La catedrática de comunicación política María José Canel desgrana para 20minutos.es las diferentes fórmulas que existen en nuestro sistema electoral para ejercer un voto protesta, aunque puntualiza que primero que hay que tener claro contra qué se protesta. "No es lo mismo hacerlo contra el partido que votamos habitualmente, que contra todos los partidos -si se considera que ninguno lo hace bien- o que contra el sistema -si se piensa que no arbitra una buena forma de organización".
Votar a otro partido
Si estamos decepcionados con nuestro partido de siempre, lo más habitual es votar a otro partido, aunque la abstención también se utiliza. La alternancia de gobiernos (municipales, regionales o generales) es la muestra de que muchas personas han dejado de votar lo que votaban. Lo más habitual en la historia de las elecciones generales españolas es, según María José Canel, el trasvase de votos del PP al PSOE y viceversa. Por regiones, en Cataluña, por ejemplo, ha habido baile de votos del PP a CIU, del PSOE a CIU o, más recientemente, de CIU a Esquerra, al PSC o a la abstención.Votar en blanco
El voto en blanco consiste en ejercer el derecho al voto pero sin meter nada en el sobre y en el caso del Senado sin candidatos seleccionados con aspas. "Eso significa que ninguno de los partidos me gusta. Ejerzo. No estoy contra el sistema porque participo, pero ninguno de los que se presentan me gusta", explica la catedrática de comunicación política.Históricamente se reconoce el voto en blanco como una forma activa de protestar contra los partidos, no contra el sistema. Pero, ojo, el voto en blanco es válido y se computa. Por tanto, tiene un efecto directo y matemático a favor de los grandes partidos y en detrimento de los pequeños. En nuestro sistema electoral sólo obtienen representatividad los partidos con el 5% de los sufragios, en el caso de unos comicios locales. Si hay más votos válidos, cuesta más a los pequeños llegar a alcanzar ese 5% de los sufragios. Una cosa lo que el voto expresa (un elevado porcentaje de voto en blanco expresa queja sobre los partidos) y otra lo que consigue, que es operar a favor de los grandes partidos.
El voto en blanco alcanzó su récord en España hace justamente cuatro años, en las anteriores elecciones municipales, con 427.061 votos y el 1,92% sobre el total. Si estas papeletas se hubieran asignado a una fuerza política, habría sido la quinta en respaldo, tras el PP, PSOE, IU y CiU.
No hay comentarios:
Publicar un comentario